La desigualdad humana sigue creciendo: los ricos se hacen cada vez
más ricos, mientras millones de personas continúan atrapadas en la
pobreza. Las 85 personas más ricas del mundo concentran la misma riqueza
que el 50% de la población más pobre.
Hace más de tres años el magnate multimillonario Warren Buffett
admitía que durante los últimos veinte años se venía librando a escala
mundial una guerra de clases que la suya “había ganado. En opinión de la
periodista Allison Jackson en ‘The Global Post’ la realidad descrita
por el magnate funciona hasta hoy, ya que “la brecha entre los más ricos
y los más pobres se ha hecho aún más amplia”.
Para corroborarlo, la periodista cita los datos de Oxfam, que calcula
que los 85 multimillonarios más ricos del planeta, entre ellos nombres
conocidos como los de Carlos Slim, Bill Gates y Mark Zuckerberg,
disponen de tanto dinero como las 3.500 millones de personas más pobres.
“Lo dramático en esta situación es que los muy ricos
simplemente se hacen cada vez más ricos, lo que requiere necesariamente y
de manera urgente abordar la desigualdad de ingresos”, señala Jackson.
Según las estimaciones de Oxfam, entre marzo de 2013 y marzo de 2014,
la riqueza de esos mismos 85 multimillonarios creció diariamente 668
millones de dólares. “Estas personas son tan grotescamente ricas que si,
por ejemplo, Bill Gates decidiera gastarse un millón de dólares al día,
tardaría 218 años para agotar sus fondos”, escribe Jackson.
Resumen: En
lo que concierne al Ecuador dentro del proceso de globalización es
necesario tener en cuenta los enormes contrastes que afectan a su
población en lo económico, geográfico, social y educativo, así como el
nivel de desarrollo productivo que ha alcanzado, en comparación con el
resto de países del mundo. El grado de desarrollo industrial y su
productividad agrícola está lejos de permitirle una capacidad de
competencia que le confiera una inserción beneficiosa en un mundo
globalizado, en donde se tiende a la libertad de movimiento de bienes y
de servicios, a la libertad para operar financieramente, con fronteras
cada vez más difusas y en un marco de menor soberanía sobre sus
decisiones políticas y económicas. Los enormes contrastes, que ya son
datos de la realidad ecuatoriana, también sugieren un análisis especial,
según se trate de capas con suficientes recursos económicos o de capas
empobrecidas al extremo. Las primeras tienen capacidad de enfrentar a la
globalización, mientras las segundas sufrirán deterioro en sus ingresos
si la capacidad de competencia de Ecuador se ha de basar en salarios
escasos para los trabajadores, por lo cual la ventaja de los unos se
consiguen a costa de las desventajas de los otros. Así mismo, si las
oportunidades de la globalización, de las comunicaciones, pueden ser
aprovechadas por los que pueden tener acceso al Internet, no ocurre lo
mismo con las grandes masas de la población que no cuentan ni siquiera
con un teléfono. Por eso es que un pre-requisito básico para que la
globalización beneficie a la población en general es la mejor
distribución del ingreso que les permita también a los pobres a elevar
su nivel de progreso para disfrutar de los beneficios de la información .
La población humana mundial es el número total de personas que viven en todo el mundo en un momento en específico. Está determinada por los nacimientos y los fallecimientos de los individuos,4 así como por su esperanza de vida.5
La población mundial ha pasado de los casi 1000 millones de habitantes que había en 1800 a los más de 6000 millones en el año 2000. El 30 de octubre de 2011 se alcanzaron los 7000 millones (7 millardos). En diciembre de 2016 se superaron los 7400 millones de habitantes. 26
Algunas proyecciones estiman que la población mundial podría llegar a 9500 millones en el año 2050 y a 10 900 millones en 2100.7
Como se ha documentado, la mayor parte de los dictadores militares en América Latina fueron formados en la Escuela de las Américas, institución que en el contexto de la Guerra Fría garantizó la fidelidad de los ejércitos latinoamericanos a la política exterior de los Estados Unidos. En el caso de América Latina se usó habitualmente como pretexto la amenaza del comunismo.
La dictadura militar típica en América Latina es dirigida por una junta o un comité integrado por la dirección del Estado mayor de los militares. Así fue como ocurrió en Argentina, entre 1976 y 1983, años en que fue gobernado por juntas militares integradas por los más altos representantes del Ejército, la Armada y la Fuerza Aérea.
En este caso, el presidente de la junta, primero entre iguales, suele
asumir a menudo personalmente la jefatura del estado, pero luego va
rotando. Así ocurrió con el general Jorge Rafael Videla, quien asumió el poder en Argentina tras el golpe de Estado de 1976, y en cierta forma con Juan María Bordaberry en Uruguay entre 1973 y 1984, aunque allí hubo civiles que oficiaron de "fachada" cívico-militar. En Chile la situación con el dictador militar Augusto Pinochet Ugarte, quien ostentó el poder en ese país entre 1973 y 1990
fue algo diferente, ya que asumió en el mismo contexto de presidente de
la Junta, pero luego consolidó el poder en torno a su figura y lo
ejerció hasta el final del período, prolongándose incluso como senador vitalicio en la transición a la democracia. Algo muy parecido realizó Dési Bouterse en Surinam.
Otras están en las manos de un solo oficial, generalmente el comandante en jefe del ejército. Ese fue el caso de Bolivia, con la dictadura del general Hugo Banzer, entre 1971 y 1978. En Paraguay sobrevivió como dictador militar el general Alfredo Stroessner, quien gobernó ese país durante treinta y cinco años, desde 1954 hasta 1989. En República Dominicana, Rafael Trujillo gobernó el país desde 1930 hasta su asesinato en 1961. También fue el caso de Perú con el dictador Juan Velasco Alvarado, desde 1968 a 1975, denominado Gobierno Revolucionario de las Fuerzas Armadas, luego gobernado por Francisco Morales Bermúdez. En Ecuador, Guillermo Rodríguez Lara gobernó desde 1972 hasta 1976. En Colombia, entre 1953 y 1957 el general Gustavo Rojas Pinilla ejerció el poder en el país. Otro dictador militar que se mantuvo por mucho tiempo fue Anastasio Somoza García, quien gobernó Nicaragua entre 1936 y 1956 y estableció una dinastía familiar que gobernó el país hasta 1979.
En Brasil en 1964 se produce un golpe de estado con el derrocamiento
del gobierno de João Goulart. Se inicia una dictadura que durará hasta
1985. En Venezuela el General Marco Pérez Jiménez
quien gobernó el país desde 1953 - 1958 es depuesto por un golpe de
estado, perpetrado por sectores descontentos dentro de las Fuerzas
Armadas de Venezuela.
Como todas las dictaduras, una dictadura militar puede ser oficial u oficiosa (algunos dictadores militares, como Omar Torrijos Herrera y Manuel Noriega en Panamá,
aparecían como nominalmente subordinados al gobierno civil, no obstante
ser el hombre fuerte del régimen). El grado de control por parte de los
militares sobre la sociedad civil
es variable, existiendo situaciones más o menos mixtas, donde los
militares ejercen una influencia muy fuerte sin ser enteramente
dominantes.
En Latinoamérica han ocurrido una serie de
acontecimientos, tanto de tipo político, como sociales y
económicos, que se ha visto influenciado muy notoriamente
por las demás ideologías del mundo, siendo posible
de esta manera la creación de varias agrupaciones, y
la
organización de los pueblos en movimientos que
lucharon en pro de su bienestar. De esta forma, podemos observar
que en Latinoamérica , durante la década de los
60’, se produjeron una generalidad de luchas y cambios,
todas ellas influenciadas, principalmente, por los procesos
opresores (militares) existentes en las distintas regiones; en
segundo lugar la Revolución
Cubana vino a conformar el mayor triunfo del Comunismo
Latinoamericano como (Revolución), sobre el Imperialismo
(Capitalismo)
Mundial. Así también, en el mundo se generaron una
serie de turbulencias propiciadas, parcialmente, por la
explosión demográfica imperante en el
planeta.
CUBA:
Lo que inicialmente se acogió en Cuba como un
movimiento
revolucionario nacionalista y un tanto católico va a
derivar luego del tiempo de las
luchas en la Sierra Maestra, en la toma del poder hasta
ese entonces detentado Fulgencio Batista.
La instauración del régimen comunista en
la isla americana permite un pacto (L960), que aunque no se
había plasmado ya estaba identificado con la URSS la cual
suministró armas para
facilitar la lucha revolucionaria en toda América
Latina. A manera de cronología tenemos que en
Latinoamérica sucedieron los siguientes
acontecimientos:
En mayo de 1960 se rompen las relaciones
económicas con los Estados
Unidos.
1961 E.U. rompe relaciones diplomáticas con
Cuba
En esta situación que se estaba generando en las
distintas políticas
de E.U., se crea una política
internacional en pro de la defensa del imperialismo,
el cual va a crear la llamada "doctrina de la seguridad
nacional"; que no es más que un conjunto de planes
estratégicos dirigidos hacia toda América
Latina. Esta política intenta
hacer ver qué importante es para los Estados Unidos la
existencia de regímenes democráticos, que acogieran
el esquema capitalista mientras por la otra parte nos encontramos
a una URSS vendiendo la ideología comunista apoyada en el
triunfo de la Revolución
Cubana. Estas controversias planteadas por las dos
principales naciones mundiales que vienen a regir el nuevo orden
mundial luego de la segunda guerra
mundial, la vemos reflejada en casi todas las acciones,
hechos y sucesos que se dan en la década de los
60.
En Colombia y
Venezuela:
La década de los 60 se presenta para ambas
naciones como el surgimiento de la Democracia, ya
que en la década anterior logran derrocar a las dictaduras
militares que se venían dando en dichas
naciones.
En Venezuela, a
principio de la década toma la presidencia Rómulo
Betancourt, luego del triunfo conseguido en el 58 por la Junta
Revolucionaria, quienes llaman a elecciones donde es electo
éste por Acción Democrática. Este gobierno logra
pactar con los partidos COPEI y URD, dejando fuera al PCV
(Partido Comunista Venezolano), produciendo esto como
consecuencia la creación de la guerrilla rural y urbana,
la cual va a tomar como principal acción a la lucha
armada, ocurriendo entonces en Venezuela
varios grandes alzamientos militares como lo fueron el
Barcelonazo, el Carupanazo, el Porteñazo y otros con un
poco menos de intensidad.
La ola de dictaduras militares que, durante la década de los
setenta asoló a América Latina, fue una consecuencia de la tensión
generalizada y sostenida durante la segunda mitad del siglo XX, entre
los dos polos que signaron el mundo luego de 1945.
Comprometidos en la competencia por la hegemonía total, las modernas
formas del imperialismo: EE.UU. y la U.R.S.S., extendían sus zonas de
influencia y exportaban esa guerra de ideologías fuera de sus núcleos
respectivos, allí donde no hubiera necesidad de usar el temido arsenal
atómico de ambas potencias.
El Mundo Bipolar
Caracterizado por la “Guerra Fría” fue un clima de continuos
sobresaltos porque la competencia armamentística y la carrera espacial
no tenían otro propósito que doblegar al otro polo y esto ponía en
peligro al resto del planeta.
El bloque occidental comprometía a los países alineados con EE.UU. y
estaba formado principalmente por las naciones de Europa Occidental, las
que habían accedido al Plan Marshall y que intercambiaban ayuda
económica estadounidense (tras las carencias de las posguerra) por apoyo
para contener las expansión del comunismo. Pero también estaban las relativamente nuevas
repúblicas latinoamericanas, ricas en materias primas y con una
población mestiza o criolla en crecimiento.
Las democracias, que permiten la existencia y formación de nuevos
partidos, representaban una amenaza flagrante para el imperio
norteamericano. Esto porque el pensamiento marxista, anticapitalista
-siendo de textura politico- económica práctica y abrazándose a la idea
de socializar los medios de producción- siempre tendrían un asiento
seguro en el parlamento.
La bipolaridad de esta coyuntura politico-social, emanaba
por todos los rincones de la cultura latinoamericana: Arte, literatura,
folklore… mientras aparece la propaganda y la antipropaganda por los
medios de comunicación estimulando una adhesión u otra y defendiendo el
discurso por los pobres (izquierda) o bregando por la libertad del
individuo (derecha)
Fue entonces cuando la CIA, cabeza rectora de esta partida de
ajedrez, en contraposición a la KGB, del bloque del Este, decide no
arriesgarse a dejar proliferar, en América Latina, las simpatías por la
“izquierda internacional”.
Precisamente este préstamo de independencia se adivina ya
en la célebre frase “América para los americanos”, destilada de la
visión personal de un presidente norteamericano que no le parecía grata
la presencia española en el continente
La cultura de la paz consiste en una serie de valores, actitudes y comportamientos, que rechazan la violencia
y previenen los conflictos, tratando de atacar sus causas para
solucionar los problemas mediante el diálogo y la negociación entre las
personas y las naciones, teniendo en cuenta un punto muy importante que
son los derechos humanos, pero así mismo respetándolos e incluyéndolos en esos tratados. Esta fue definida por resolución de la ONU, siendo aprobada por la Asamblea General el 6 de octubre de 1999 en el Quincuagésimo tercer periodo de sesiones.